Hoy en día la ecografía en el embarazo se convirtió en un momento esperado para los padres. Todos esperamos ver a nuestros hijos en ella, escuchar los latidos, la emoción de ver su cara, el alivio al ver que es uno solo, etc. Sin embargo es mucho más que un evento social y familiar. Es una herramienta fundamental para nosotros los obstetras. Acompañada de un buen examen clínico puede definir una conducta a seguir. No es necesario hacer muchas ecografías si el embarazo es de bajo riesgo. Lo habitual es realizar una ecografía por trimestre. Así que les voy a contar lo que esperamos en cada una de ellas. Ecografía del primer trimestre. En el primer trimestre la vía de abordaje más adecuada es la transvaginal, si bien se puede alternar. La vía transvaginal es completamente inofensiva, no daña al bebé y puede hacerse incluso ante la presencia de sangre a través de los genitales. El mito de que puede traer trastornos al embarazo debe ser desterrado. Lo que buscamos en esta ecografía es visualizar la presencia del saco gestacional y del embrión, sus medidas y la semanas que le corresponden, su ubicación, la cantidad de embriones y sacos, y la actividad cardíaca fetal. El avance de los equipos y su resolución también nos permiten ver imágenes que antes nos era imposible, como la presencia de colecciones hemáticas (hematomas) que nos ayudan a realizar los cuidados necesarios. También es un buen momento para revisar los ovarios y las trompas. Durante este trimestre, entre la semana 11 y 14, podemos realizar la medición de la translucencia nucal. Junto con otras mediciones en la ecografía, la edad de la paciente y la medición de laboratorio, podemos estimar riesgo para algunas patologías. Entre ellas la trisomía 21 (síndrome de down). No es un estudio que nos dé un diagnóstico definitivo pero es un buen método de screening en el primer trimestre. Ecografía del segundo trimestre. Debe comenzarse el estudio revisando siempre el número de fetos y su actividad cardíaca. Luego se procede a detallar la estática fetal, es decir, describir cómo está ubicado el bebé (de cabeza o de cola, atravesado, dónde se encuentra su espalda). A continuación se realiza lo que llamamos biometría, que comprende al menos la medición de la cabeza, el abdomen y el fémur del bebé, para estimar el peso fetal. Luego se procederá a evaluar la placenta, el líquido amniótico, y el cuello uterino. El mejor momento para evaluar la anatomía del bebé es entre las 20 y 24 semanas. En estas semanas los obstetras solemos pedir el Scan detallado para tener información sobre el sistema nervioso central, la cara fetal, el corazón, estómago, riñones, vejiga, los genitales, la inserción del cordón umbilical y evaluación de la pared abdominal, los miembros y columna vertebral. Esto conformaría el Screening del segundo trimestre. Ecografía del tercer trimestre. En el tercer trimestre se vuelve a evaluar lo mismo que se señala en el segundo trimestre. En este caso vamos a poner énfasis en la ubicación fetal al término del embarazo, su peso y la evaluación del líquido amniótico. Ecografías no habituales en el embarazo normal. Otras ecografías que no están dentro de las que se realizan en el control del embarazo normal son el estudio doppler, el ecocardiograma fetal y la ecografía 3D, 4D o 5D. El estudio doppler sólo debe pedirse ante la presencia de un embarazo de riesgo como en la madre hipertensa, preeclampsia, Diabetes, retardo de crecimiento, líquido disminuido, etc. Es un estudio de la vitalidad fetal que nos permite evaluar al niño durante el período prenatal. El ecocardiograma se pide en aquellas personas que tengan antecedentes cercanos de cardiopatías congénitas, Diabetes pregestacional o la presencia de alguna otra malformación detectada por el scan fetal. La ecografía tridimensional, si bien puede obtener más detalle de la cara y miembro fetales, no aporta médicamente mucho más dato que la ecografía convencional. Hoy en día tiene un uso más comercial que médico. Los comentarios están cerrados.
|
Archivo
Agosto 2024
|